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TRABAJAR Y ESTUDIAR: UN DESAFIÓ QUE CADA VEZ MÁS JÓVENES TRANSERRANOS SE PLANTEAN

Editorial de domingo

Quizás hace unas generaciones atrás, se hablaba que el estudiar y el trabajar era una odisea y que era llevada adelante por algunos pocos estudiantes, lo cierto es que los tiempos cambiaron y hoy la mayoría de los estudiantes también son trabajadores.

El deterioro de los salarios de la clase media han llevado a que muchos estudiantes deban trabajar para poder costear sus estudios, esto se puede traducir en cierto “atraso” en la carrera, pero la pregunta radicaría en qué consideramos como ir atrasado. Quizás en el plan de estudios se vaya mucho más lento, y así lo prueban las estadísticas, pero no es menos cierto que una rápida inserción en el mercado laboral brinda al estudiante unas herramientas únicas.

En este último planteo se abren por lo menos dos caminos posibles: a) el estudiante que trabaja en algo que poco tiene que ver con su estudio; b) aquel que se encuentra trabajando en algo relacionado a su futuro titulo.

En el primer caso, no siempre debe ser abordado como algo negativo, ya que el estudiante irá haciendo sus primeras armas en conocer cómo se mueve el mercado laboral y en un futuro currículum podrá demostrar que sabe organizarse y trabajar en equipo, algo muy valorado por las empresas.

El segundo caso es el más provechoso, ya que cuando obtenga su titulo ya estará dentro del mercado laboral y contará con una basta experiencia en el área. Esto ocurre con mucha frecuencia en el sector de tecnología, donde los estudiantes son tomados por grandes empresas y comienzan a hacer carrera allí, postergando sus estudios un periodo más largo. Muchas veces la titulación termina siendo un cuadro para la pared, ya que en la práctica demostró sobrada capacidad, y el sector de la tecnología valora más el saber hacer, que el saber solamente.

Se suma a la problemática, el hecho de que hoy las carreras de grado tengan una duración mayor que antes. Aunque no podemos descartar la oferta de técnicaturas cortas y la modalidad a distancia, que da una mayor libertad al alumno.

Con lo que hoy nos encontramos es con egresados que demoran más en salir de sus carreras de grado, pero lo hacen con una alta capacidad práctica y teórica, es decir tenemos gente de alrededor de 30 años que han lanzado frutos impecables en sus áreas de trabajo. Pero estimo, que en este aspecto tenemos que tener en cuenta algo fundamental, lograr que esos jóvenes adultos no abandonen el país. La práctica es fundamental en el extranjero, donde las titulaciones nacionales no siempre valen, entonces la mano de obra argentina altamente calificada es deseada por países de afuera.

Tampoco se puede dejar de lado la gente que se capacita con cursos de oficios y la practica en conjunto, que en cuestión de años se convierten en técnicos de sectores tan necesarios para el desarrollo de las naciones como lo son la tecnología. Muchas veces estos jóvenes son los que terminan trabajando en países vecinos.

La estrategia debería ser doble: permitir mayores incentivos de becas para los alumnos y fomentar políticas publicas que impidan que la mano de obra calificada argentina termine viendo la migración como una opción rentable.



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